viernes, 23 de noviembre de 2007

Día de Muertos, con un poco de retraso







martes, 6 de noviembre de 2007

Balance de Logros

Hace poco estaba buscando Pedro Páramo en mi cuarto y me encontré con unas páginas que mi hicieron recordar que en 2005 tuvimos la oportunidad de compartir una especie de reunión en la ciudad de Quezaltepeque, cerca de 100 jóvenes aprendices de poetas nos reunimos para platicar sobre lo que tenemos en común: nuestras inquietudes y nuestras metas literarias.

Para la mayoría (por no decir todos) los organizadores, el evento resultó ser un desastre, las metas previstas no fueron alcanzadas, no se pudo brindar una propuesta generacional, no nos consolidamos como grupo. Y no podría ser de otra manera, pues era ridículo pretender que un grupo de jóvenes orgullosos, prepotentes y engreídos (como lo somos cada uno de los participantes) nos sometiéramos ante un mismo esquema de pensamiento, y no porque el esquema fuera malo, sino porque cada uno de nosotros prefiere ser el prometeo que da el fuego y no el pueblo dispuesto a recibirlo.

Pero revisando algunas de las metas me doy cuenta que muchas fueron logradas, ellos invitaban a prolongar el milagro, por supuesto, completamente de acuerdo, el milagro sigue vivo, prueba de ello es que el pasado 1 de noviembre nuevamente muchos de los asistentes estuvieron reunidos en Quezaltepeque, esta vez en un evento menos formal, que permitió recordar los momentos vividos dos años atrás.

Se habló de intercambios individuales. Muchos de nosotros creamos lazos de amistad bastante fuertes y no desaprovechamos la oportunidad para estar juntos y hablar nuevamente de ese nuestro tema común. Las pláticas siguen siendo como en el primer día, sin prejuicios y cada quien respetando las ideas del otro.

La creación de Heraldos que serían los encargados de llevar información de un taller a otro con el fin de aumentar la comunicación y enterarnos del trabajo realizado por todos los miembros. Otro logro, eso sí, la idea de los Heraldos me parecía bastante ridícula, en su lugar los hemos sustituidos por mensajes de texto entre celulares que cumplen a cabalidad su misión, parece que las compañías de teléfonos conocen mejor del tema.

Pero lo más importante, el resumen de todo lo hablado en esos dos días fue claro: “La idea es, en corto, poner puentes donde nos vendieron muros”. No se si los muros nos fueron vendidos, yo no recuerdo haber comprado ninguno, no si siquiera si hubieron muros, pero si estoy seguro que los puentes han sido tendidos, la comunicación fue lograda, y desde ese momento la comunicación entre nosotros sigue estando en pie, el suceso fue todo un éxito.

Gracias a los organizadores, aunque nunca estuve de acuerdo con su idea de formar una especie de institución poética – antropológica – histórica, si comparto ese amor por la palabra (huy que cursi) ese deseo de compartir con otros, lo que no se puede compartir todos los días.